Partiré de una premisa, Sevilla, esta gran ciudad, y no me
refiero a grande en cuanto extensión sino en el recorrido en el tiempo desde
cuándo, seguramente, griegos y fenicios pudieran visitarla, siendo un pequeño
núcleo aborigen, o lo que es igual, de Iberos que aquí vivían. Como todo asentamiento ancestral,
Sevilla tuvo que hacerse despoblando la
flora que se encontraba en este lugar, de esta flora, así como de otra iremos
hablando a lo largo de esta travesía que probablemente nos ayude a conocerla
mejor. Partiremos para exponer la que actualmente se encuentra en nuestra ciudad , sumando a estas, otras aclimatadas
aquí, procedentes de diversas latitudes, todas ellas, vegetando con amplias
garantías de supervivencia, gracias a los excelentes profesionales y
responsables del organismo Parques y Jardines.
Seria para mí, una satisfacción,
que gran parte de los ciudadanos de Sevilla, que cada vez que pasearan por sus
amplias avenidas, bonitas calles, recoletas plazas, así como por sus parques y sus jardines, pudieran apreciar lo
maravilloso que es disfrutar de la presencia de tantos árboles hermosos y
esplendidos y algunos hasta cargados de
historia, ésta que ha sido causa de hacer a nuestra ciudad como la conocemos.
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